Monday, January 11, 2016

La rendición de Breda

El hecho histórico

A finales del siglo XVI y principios del siglo XVII, Los Países Bajos luchaban contra España en la Guerra de los Ochenta Años o Guerra de Flandes con el fin de independizarse. En 1590 la ciudad de Breda fue tomada por los holandeses. La tregua de los 12 años mantuvo el país en calma entre 1609 y 1621, pero en cuanto Felipe IV (rey de España, nieto de Felipe II) subió al trono en 1621, la guerra se reanudó. 

La ciudad de Breda estaba defendida por Justino de Nassau, de la casa de Orange. El cerco y sitio a la ciudad fue una lección de estrategia militar. Lo principal era impedir que hasta el sitio llegaran refuerzos de víveres y municiones. Para ello se realizaron una serie de acciones secundarias; una de las que más éxito tuvo fue la de anegar (inundar de agua) los terrenos inmediatos e impedir así el paso a la posible ayuda.

Las crónicas de la época cuentan que la defensa de Breda llegó a ser heroica, pero la guarnición (tropa que protege una plaza o una ciudad) tuvo que rendirse y levantar la bandera. Los generales españoles dieron la orden de que los vencidos fueran rigurosamente respetados y tratados con dignidad

El cuadro de Velázquez

La rendición de Breda o Las Lanzas es un óleo sobre lienzo, de Diego Velázquez que actualmente se conserva en el museo del Prado

Velázquez desarrolla el tema sin vanagloria (arrogancia, presunción...etc) ni sangre. Los dos protagonistas están en el centro de la escena y más parecen dialogar como amigos que como enemigos. Justino de Nassau  (estatúder de los Países Bajos, cargo político de las antiguas provincias del norte de los Países Bajos, que conllevaba funciones ejecutivas) aparece con las llaves de Breda en la mano y hace ademán de arrodillarse, lo cual es impedido por su contrincante, que pone una mano sobre su hombro y le impide humillarse. En este sentido, es una ruptura con la tradicional representación del héroe militar, que solía representarse erguido sobre el derrotado, humillándolo. Igualmente se aleja del hieratismo que dominaban los cuadros de batallas.

Velázquez representa con realismo al general Spínola (general que conquistó la ciudad de Breda), al que conocía personalmente, pues habían viajado juntos a Italia en 1629. Un detalle muy interesante es la cantidad de lanzas de un lado y de otro. Un realismo semejante y la caracterización individual se aprecia en los rostros de los soldados, que están tratados como retratos.



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