Descubrimiento
Pero en 1545 casualmente el indígena Diego Huallpa protagoniza el hallazgo de importantes vetas argentíferas en el monte llamado Sumaj Orcko (“El cerro magnífico”) bautizado al poco tiempo como Cerro Rico, la mina de plata del Potosí, en el Alto Perú (actualmente territorio boliviano).
El primero de Abril de 1545 los capitanes Diego de Zenteno, Juan de Villarroel, Francisco de Zenteno. Luis Santandia y el Maestre de Campo Pedro de Cotamito firmaron el documento de descubrimiento y toma de posesión del terreno.
Complejidad de la explotación
Su cúspide semejaba un cono perfecto.
Un lugar hostil y casi árido, muy por encima del límite de la vegetación arbórea.
El cerro se constituía como una roca ígnea cuya masa interior estaba impregnada de materias metálicas en todas direcciones; conteniendo metales de plomo, estaño, cobre y hierro
El gran problema consistía en que estaba enclavado a 4.070 metros de altura. Ponerlo en producción suponía llevar la colonización al techo del mundo americano, una zona desolada y fría, donde no vivía nadie.
Por tanto, fue necesario llevarlo todo: mineros, herramientas, trabajadores, ganado, alimentos... absolutamente todo. Esta fue la mayor complicación.
En 1546, año siguiente del hallazgo de la mina, se fundó allí la Villa Imperial de Potosí.
A los pies de Cerro Rico se dió el surgimiento de un núcleo humano como no se había dado antes en Europa y América. De un reducto inicial de 170 españoles y 3.000 indígenas, a los dos años se habían construido 2.500 casas que albergaban a 14.000 personas.
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